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Viernes 25 de Febrero / Ciegos, guías de ciegos
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25th February, 2022
Viernes 25 de Febrero de 2022
Dejadlos; son ciegos guías de ciegos. (Mateo 15:14)
CIEGOS, GUÍAS DE CIEGOS
Los fariseos y los saduceos eran los líderes de dos escuelas de pensamiento e ideas religiosas, y haríamos bien en poner atención a lo que el Señor dice de ellos. Podían ser externamente muy religiosos, pero se oponían a la obra de Dios y al Hijo de Dios. Es por eso que el Señor dijo: “Dejadlos”. Un fariseo era aquel que había ido en pos del ritualismo, y en los vanos esfuerzos para mejorar la carne. El saduceo era un racionalista, al punto de negar el estado futuro. Ambos odiaban de igual forma a Cristo, pues Él los dejaba expuestos. Hoy en día, seguimos rodeados de los principios que gobernaban a ambos.
La verdad nunca será del gusto del hombre, pues lo expone. Le muestra en qué se equivoca, y eso no le gusta. A los fariseos no les gustó escuchar al Señor decir que la hipocresía de ellos había reemplazado a la verdad en lo íntimo, y que el corazón humano era la única fuente de maldad. Esto los ofendió grandemente (v. 12), y los discípulos se lo dijeron. “Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada” (v. 13). Aquello que no es de Dios no puede permanecer. Luego viene el mandato: “Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo” (v. 14).
Aquí vemos un gran principio. Ahora bien, si tienes un guía ciego, y tú mismo eres ciego, entonces tu destino es el “hoyo” al final del camino. Sin embargo, el cristianismo no se trata de ciegos guiando a otros ciegos; ni de videntes guiando a ciegos; se trata de videntes guiando a videntes. Dios se deleita en darnos luz para que podamos ver las cosas divinas. El beneficio que obtenemos de ello depende exclusivamente de nuestra sumisión a Cristo, al Espíritu Santo, y a las Escrituras. Dios no confía en el hombre, ya sea que se trate de ti o de mí, o de cualquier otro. Cuando se trata de las cosas divinas, entre más se pierda de vista al hombre, mejor—porque muy a menudo este es un obstáculo.
W. T. P. Wolston