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Martes 25 de Junio de 2024 / La necesidad del lavamiento de los pies
Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó.
La necesidad del lavamiento de los pies
Jesús lo sabía todo. Sabía que el Padre lo había enviado a este mundo con una misión, y que había venido como siervo. Había salido de Dios y volvía a Dios por medio de la cruz. Sin su muerte en la cruz, él habría permanecido solo; su muerte daría mucho fruto (véase Jn. 12:24).
En nuestra escena de Juan 13, Jesús se levantó de la cena y se dispuso a lavar los pies de sus discípulos. En primer lugar, “se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó”, lo que nos habla que su venida a este mundo fue como siervo. “El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir” (Mr. 10:45). Luego vertió agua en un lebrillo, tomó los pies sucios de los discípulos en sus manos limpias y los lavó. Esto nos recuerda las palabras de Efesios 5:26: “El lavamiento del agua por la palabra”.
Los cristianos somos también sus discípulos, y él nos ha elegido como eligió a los 12. El Señor Jesús sabe lo rápido que nos contaminamos por las cosas que vemos, oímos, pensamos y hacemos. Si no permitimos que él lave nuestros pies, entonces no podremos tener “parte” con él (Jn. 13:8) -esto significa que cuando el Espíritu Santo, dentro de nosotros se entristece, entonces ya no somos capaces de disfrutar de la presencia del Señor. Él siente esta distancia aún más que nosotros; por lo tanto, aplica la Palabra a ese “pecado que tan fácilmente nos envuelve” (He. 12:1 NBLA), y nos atrae amorosamente hacia él. Pero no deja su obra sin terminar. Como el Siervo perfecto, él usa esa toalla con la que se ha ceñido y seca tiernamente los pies para que estemos cómodos ¡Cómo anhela restaurar nuestra dulce comunión con él! ¡Oh, que nuestros corazones lo anhelen también!
¡Qué maravilloso servicio realiza Jesús en estos versículos! Sin embargo, él también nos dejó ejemplo de cómo debemos servirnos los unos a los otros en amor (vv. 14-15).
Jacob Redekop