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Lunes 27 de Mayo de 2024 / Un llamamiento al servicio
Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto.
Un llamamiento al servicio
Herido en su espíritu, frustrado por el fracaso de su misión, irritado contra el pueblo que solo de labios honraba a Dios, y ocupado consigo mismo, Elías hablaba bien de sí mismo y mal del pueblo de Dios. Se había imaginado que solo él estaba de parte de Dios. Debía aprender que Dios tiene otros instrumentos para ejecutar su gobierno; otros siervos para mantener un testimonio para él. Así, Elías tiene que volver sobre sus pasos y ungir a Eliseo como profeta en su lugar.
Cuán a menudo también, en nuestra época, con su creciente corrupción, podemos, con nuestra limitada visión, ser llevados a pensar que la obra de Dios depende de uno o dos siervos del Señor consagrados y fieles y que, si ellos se van, todo testimonio para el Señor se terminará. Debemos aprender que, si los siervos pasan, Dios permanece, que él prepara a otros siervos y que se ha reservado testigos escondidos, desconocidos de nosotros, que no han cedido ante el mal general.
Aquellos que Dios llama a su servicio no son hombres ociosos y que aman las comodidades de este mundo. Eliseo hacía pacientemente su trabajo, labrando “con doce yuntas”, cuando le llegó el llamamiento. Dios no hace acepción de personas y, en la elección de sus siervos, no se limita a los grandes y a los nobles. Puede emplear a una muchacha para bendecir a un gran hombre (2 R. 5); puede escoger a un joven de un redil de las ovejas para hacerlo conductor de su pueblo Israel (2 S. 7:8); y puede emplear a algunos humildes pescadores para trastornar al mundo entero (Hch. 17:6).
Sobre este hombre en plena labor, Elías echa su manto, gesto que puede significar que Eliseo es llamado a tomar su lugar, a manifestar el carácter y a obrar en el espíritu de su propietario. El hombre que hasta entonces había pacientemente ejecutado su diaria rutina, trabajando en los campos, va a ser ahora preparado para manifestar las maravillas de la gracia de Dios.
Hamilton Smith