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Jueves 27 de Abril / Vida, luz y libertad
Published on:
27th April, 2023
Jueves 27 de Abril
La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
(Romanos 6:23)
Te alumbrará Cristo.
(Efesios 5:14)
Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres.
(Gálatas 5:1)
Vida, luz y libertad
A cada creyente se le conceden tres preciosos dones: la vida, la luz y la libertad. Pero muchos no saben que poseen estos dones, y otros consideran que es demasiado pretencioso pensar en poseerlos. Como consecuencia no disfrutan de estos dones que Dios, en la plenitud y riqueza de su gracia, ha concedido a todos los que creen. Todo aquel que escucha la palabra de Jesús y cree en Aquel a quien Dios ha enviado, posee felizmente la “vida eterna” y “no vendrá a condenación” (Jn. 5:24). Necesito apoyarme en algo completamente externo a mí, algo sólido, divino, eterno e inmutable. De lo contrario, nunca podré experimentar una paz permanente. Esta vida se encuentra en Cristo; el que tiene a Cristo, por tanto, tiene esta vida: “El que cree en mí, tiene vida eterna” (Jn. 6:47).
Así como tenemos vida, también tenemos luz en Cristo: “el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn. 8:12). Estas son palabras llenas de poder divino. Ahora podemos juzgar todas las cosas mediante la luz verdadera que brilla en nuestro interior, sobre nosotros y a nuestro alrededor. Esta luz resplandece desde la presencia del Padre, brilla en el Hijo, brilla en el poder del Espíritu Santo, y brilla en todas las páginas de la Palabra inspirada de Dios.
Finalmente, si tenemos vida y luz, también obtenemos libertad. Cristo nos ha hecho “verdaderamente libres” (Jn. 8:36), eternamente libres; nos ha libertado divinamente. Somos libertados de la culpa y la condenación, libertados del temor a la ira y al juicio venidero, libertados del poder presente del pecado y de sus consecuencias para el futuro.
Aferrémonos a estas cosas con fe sencilla, y elevemos una ferviente alabanza al Dador de estos tres preciosos dones.
C. H. Mackintosh