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Jueves 23 de Enero de 2025 / Los últimos días en el Libro de Jeremías
Todos los varones soberbios… [no obedecieron] la voz de Jehová para quedarse en la tierra de Judá.
Los últimos días en el Libro de Jeremías
Continuando con nuestra meditación en el libro de Jeremías, leemos que todo iba de maravilla. El pueblo estaba reunido en torno a Gedalías y acababan de tener una buena cosecha de vino y frutas de verano. Sin embargo, justo entonces ocurrió un desastre. Ismael, un miembro de la familia real, mató a Gedalías. Hemos considerado a Gedalías como una figura del Señor Jesús, en torno a quien nos reunimos en la actualidad. Sin embargo, nuestro Señor “estuvo muerto y ha vuelto a la vida” (Ap. 2:8 NBLA), y “vive perpetuamente” (He. 7:25 NBLA). ¡Alabado sea su Nombre!
El resto de los líderes comenzó a preparar una huida a Egipto (Jer. 41:17) y le pidieron a Jeremías que los guíe en la voluntad de Dios. Lamentablemente, a pesar de que Jehová les indicó claramente que permanecieran en la tierra, y que él los cuidaría allí, “todos los varones soberbios” desobedecieron y se fueron a Egipto.
En nuestros días, con frecuencia surgen dificultades y grandes pruebas en las congregaciones de los redimidos del Señor. ¿Cuál es la dirección del Señor en momentos así? “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste” (2 Ti. 3:14). Persistamos en obediencia a su Palabra, procurando que nada nos separe del Señor.
Lamentablemente, “todos ofendemos muchas veces” (Stg 3:2). Tal vez la falta de simpatía o amor fraternal de parte de nuestros hermanos en medio de las dificultades nos haga cuestionar si debemos seguir aquí o huir a “Egipto”. No seamos como esos varones soberbios que no escucharon la voz de Jehová y huyeron a Egipto, donde pronto encontraron más problemas (véase Jer. 43:11). En cambio, sigamos el ejemplo de Pedro. Cuando muchos discípulos abandonaron al Señor, él les preguntó a los doce: “¿Queréis acaso iros también vosotros?”. Pedro entonces respondió en nombre de todos: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6:67-68). Aferrémonos a él en estos últimos días mientras esperamos su venida.
Kevin Quartell