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Jueves 22 de Agosto de 2024 / Obedeciendo las Escrituras y la voluntad de Dios
Pedro se levantó… y dijo: Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas… Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros… uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.
Obedeciendo las Escrituras y la voluntad de Dios
Mientras los apóstoles y aquellos que estaban con ellos, un total de 120 personas, pasaban los días después de la ascensión de Jesús orando juntos, Pedro les habló de algo importante. Se habían cumplido las profecías acerca de Judas Iscariote. Les contó sobre el trágico final del traidor del Señor Jesús y luego les mostró, basándose en los Salmos 69 y 109, que el lugar que Judas había dejado vacante debía ser ocupado.
Es crucial leer la Escritura con comprensión. Toda la Biblia nos ha sido dada para enseñarnos, convencernos, corregirnos e instruirnos en justicia (2 Ti. 3:16). Dios quiere que tomemos en serio las enseñanzas que encontramos en ella y las pongamos en práctica. Esto es válido para nosotros individualmente, pero también colectivamente.
Dos hombres presentes, José llamado Barsabás, también conocido como Justo, y Matías, habían seguido al Señor durante todo su ministerio público y, por lo tanto, estaban cualificados para ocupar el lugar de Judas. No tomaron una decisión mediante votación humana, sino que llevaron la cuestión ante el Señor en oración. Se dirigieron a él como aquel que conoce los corazones de todos (v. 24). Solamente su voluntad debía determinar la elección. Por última vez en las Escrituras, echaron suertes para descubrir la voluntad de Dios (Pr. 16:33). “Y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles” (v. 26).
¡La voluntad de Dios también es vital en todo lo que enfrentamos hoy en día! No se trata de nuestras propias decisiones, sino de lo que él desea que hagamos, eso debe ser el objetivo de nuestras oraciones. Agradezcamos a Dios que ahora tenemos al Espíritu Santo para guiarnos.
Eugene P. Vedder, Jr.