full
Jueves 11 de Mayo / La caña cascada y el pábilo humeante (1)
Published on:
11th May, 2023
Jueves 11 de Mayo
No quebrará la caña cascada.
(Isaías 42:3)
La caña cascada y el pábilo humeante (1)
Los pastores solían tocar dulces melodías con las cañas; pero cuando se resquebrajaban, las cañas se volvían inútiles, pues el aire se escapaba por las grietas. Cuando una de estas cañas se dañaba, el pastor la tiraba o incluso la rompía por completo. ¿Eres una “caña cascada”? ¿Ya no eres capaz de producir dulces melodías al servicio del Señor? Quizás tu vida, tu mente, tu corazón o tu cuerpo se han «resquebrajado», y piensas: «¡Oh, ya no soy bueno para nada ni nadie»! El Señor Jesús te dice: «Ven a mí, tráeme tu corazón, tu mente o tu cuerpo resquebrajados. Te voy a usar, pues nunca quebraré la caña cascada».
El Señor Jesús quiere que seamos una melodía para este mundo roto. A pesar de estar golpeados, heridos y encarcelados, con los pies en el cepo, Pablo y Silas pudieron orar y cantar himnos a Dios, “y los presos los oían” (Hch. 16:25). Fueron encarcelados por su fidelidad al Dios vivo, pero el Señor puso una canción en sus corazones. Si no hubieran cantado esa noche, quizás no tendríamos el versículo 31: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”. Si decides cantar a medianoche, en medio de la oscuridad y las pruebas, a través de decepciones y conflictos, siempre habrá almas encadenadas al pecado que te escucharán; prisioneros en las garras del miedo, las preocupaciones y las dudas que te estarán poniendo atención. Y el Señor podrá liberarlos por el canto que surgirá de tu corazón. El Salmo 147:1 nos recuerda: “Alabad a Jah, porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios; porque suave y hermosa es la alabanza”. David escribió: “Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca” (Sal. 34:1).
Tim Hadley, Sr.
Abre mi boca, oh Señor, para cantarte mi loor,
Y tu mensaje proclamar que vida al hombre puede dar;
Tu paz, tu gracia anunciaré y tu amor proclamaré;
Abre mis ojos, dame en raudal luz celestial.
C. H. Scott